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-No más de lo que yo estoy conmigo mismo, siento decirte esto pero respondere por mi hijo - traga saliva al decirlo - pero no puedo casarme con Lia, lo siento pero no la amo.
-No, yo lo siento más pero debes casarte con Lia. - Hace una pausa - anoche me preguntaste por qué la defiendo siempre, creo que es hora de que lo sepas - susurra mientras Carlo traga saliva - Lia tiene una enfermedad incurable, sé que no es excusa pero quiero que sea feliz y sí ese bebé que espera y casarse contigo son su felicidad yo la apoyaré, incluso sí debo pasar por encima de la felicidad de Paulina, yo sé que Paulina es más fuerte y no me necesita - puntualiza con determinación.
-Es la cosa más aberrante que se puede decir sobre una hija, una que incluso peleó conmigo para que compraramos nuestra casa cerca de la de ustedes cuando yo quería llevarla a vivir a otro sitio - resopla - no puedo hacerlo, no me puedo casar con Lia cuando la mujer que amo lleva meses organizando todo para que seamos felices, cuando la amo más que a mi vida.
-Si la amas dejala, ella va a sufrir cuando sepa que su hermana espera un hijo tuyo - niega con la cabeza - la vas a hacer quedar en ridículo, es mejor que sufra un poco ahora y no cada vez que vea al hijo que vas a tener con su hermana.
-Familiares de la señora Lia Portinari - los interrumpen mientras les dan el parte médico - bueno, tuvo una amenaza de aborto, ha pasado bien la noche pero al haber consumido bebidas alcohólicas y estar embarazada hay que tener más cuidado, ya se puede ir a casa pues no hubo sangrado, debe guardar reposo por su bien y el del feto.
Carlo no deja de pensar en Paulina, no sabe qué hacer pues lo dicho por Gonzalo es cierto y para una mujer como ella es algo imperdonable la infidelidad, además de tener que vivir con las consecuencias de ella a pesar de no saber a ciencia cierta qué sucedió y para saber sí el hijo es suyo deberá esperar hasta que Lia dé a luz, un tiempo que sabe le cobrará factura en su matrimonio si es que sucede, tras pensarlo y pensarlo no llega a ningún lugar pues el temor a perderla le pone los nervios de punta y no sabe cómo actuar, ni qué decir. Si solo hubiera hecho lo que Marco le dijo cuando le llamó preocupado por verse en la cama con su cuñada, desnudos y sin recordar nada.
Marco le dijo que lo mejor sería hacerse alguna prueba médica para asegurarse de qué no actúo producto de alguna intoxicación pues hasta el momento siempre había respetado a Paulina y solo había tenido ojos para ella, traga saliva terminando de escuchar sin poner mayor cuidado a las indicaciones del médico tratante, mira su reloj y de nuevo se ha pasado el tiempo con gran velocidad y ya son más de las 9 de la mañana.
Lia no deja de quejarse y cuando finalmente van saliendo Gonzalo le dirige una mirada de advertencia es claro que aquel soplo del corazón que tiene Lia le ha venido muy bien pues toda su vida a "manipulado" de manera consciente a sus padres aún cuando ellos creen que no sabe nada como le aseguro Gonzalo, siente repulsión de solo pensar en el daño ocasionado a Paulina de manera consciente por su hermana con la excusa de su temperamento cambiante y para sus padres el temor a causarle alguna emoción fuerte que le pueda provocar un cambio significativo en su estado de salud.
Lia es insistente y con gran dolor en su corazón la lleva a su piso de soltero, odia tener que hacerlo pues aquel era su nido de amor con Paulina pero también el lugar en donde supuestamente hizo mujer por primera vez a Lia, cosa que duda.
Le ayuda a instalarse en la habitación de invitados pues no quiere que ella penetre esa intimidad que tiene su cama de soltero, bueno el nido de amor con su amada novia o mejor dicho ex novia, es consciente de que llevar a Lia a casa de los Portinari es todo un peligro pues va a notar su estado de salud, pues es evidente con su palidez.
Gonzalo decide poner de nuevo en una balanza y su chiquilla consentida es quien gana la batalla, decide hacer un par de llamadas a las personas correctas para concretar el matrimonio express entre Lia y Carlo, sabe que será muy sencillo dando el incentivo adecuado a las personas adecuadas, no le gusta hacerle algo así a Paulina pero desafortunadamente su "chiquilla consentida" sabe secretos, secretos oscuros que acabarían con su matrimonio y con el estatus y renombre de sus empresas.
Tras un rato de intentar incentivar económicamente a un notario para llevar a cabo el matrimonio de Lia y Carlo todo a quedado concretado y desafortunadamente quien se casará no será su hija menor sino su hija mayor, la suerte está echada, presiona a Carlo quien estaba más que dispuesto a tirar a la basura todo por hablar con Paulina y evitarle semejante humillación, pero esta vez su suegro fue mucho más rápido y eficaz en su manera de moverse, sin gustarle mucho la idea decide ponerse un traje de lo que usa para sus reuniones de negocios decidiendo no usar el que estaba dispuesto para su matrimonio, llama a Marco y le convence de llevarle una nota a Paulina a su casa en donde le explicará sucedido, tras intentarlo e intentarlo no encuentra las palabras adecuadas para dejar a la mujer que más ha amado en su vida, decide escribir unas que realmente no son su sentir.
-¿Estás seguro de esto? - inquiere Marco recibiendo la tarjeta - no creo que sea lo mejor, un matrimonio no se puede basar en darle gusto a una mujer malcriada que solo quiere hacerle daño a su hermana, seamos honestos Lia solo está encaprichada contigo.
-Lo sé, créeme que es lo mejor que puedo hacer. Lia está esperando un hijo y la verdad es que no confio en ella para cuidar de su embarazo y menos del niño, tal vez en un futuro me puedo divorciar de ella - hace una mueca viendo los anillos que habían elegido para su matrimonio.
-Lia no va a estar ahí, y lo sabes. Ninguna mujer supera el que la dejen plantada en el altar frente a trescientos invitados que seguramente la van a mirar con dolor.
-Puedo pedirte un favor - cambia el tema tragando saliva - detalla todo de ella antes de darle mi nota, quiero que me cuentes como se ve con su vestido, quiero al menos ese recuerdo sí ahora debo conformarme con llamarla cuñada.
-Haré lo mejor que pueda - afirma su colega y amigo.
Tiempo presente.
Carlo tras haberse casado y logrado zafar de la presencia de Lia decide ir a la que sería su casa, antes de siquiera acercarse más ve una camioneta que no le resulta para nada conocida, decide estacionarse un poco alejado esperando a ver de quién es la camioneta pues de Paulina es más qué evidente que no es, espera hasta que ve la sombra de un hombre salir llevando unas maletas y de inmediato lo reconoce, es Bruno, el maldito de Bruno que siempre estuvo ahí a la sombra esperando que él cometiera algún error para aprovechar como está haciendo justo en ese momento al tenderle sus brazos a Paulina como un soporte para el dolor que debe estar sintiendo.
Flash back:
Carlo y Paulina están celebrando su fiesta de compromiso, como cualquier pareja de enamorados buscan estar muy juntitos y besarse siempre que tienen la oportunidad, él la tiene sujeta de la cintura acercandola más hacía sí mismo como si ello fuera posible, la joven sonríe mirando a todos lados esperando que nadie les esté viendo para entonces besar a su prometido, coloca sus brazos alrededor de su cuello gimiendo al sentir su dureza justo a la altura de su vientre, él sonríe acariciando descaradamente sus nalgas.
-Carlo - suspira besando su mejilla - mi amor nos pueden ver, mejor vamos a donde están todos y luego...
-Me vas a tener esperándote todo el rato - no la deja moverse subiendo una mano por su muslo hasta adentrarse bajo su vestido.
-Carlo - le mira con sorpresa - mi amor aquí no, te prometo que más tarde celebraremos nuestro compromiso como nos gusta pero ahora no es momento mi vida - chilla sintiéndolo separar sus braguitas mojadas buscando juguetear con su centro de placer.
-Por eso mismo mi preciosa mujer - sonríe besando su cuello mientras Paulina separa un poco más sus piernas permitiéndole hacer en ella lo que quiera - cara mía, sino fuera porque este es un requisito para tus papás ahora mismo te raptaba y nos íbamos a casar sin necesidad de esperar tanto - la coloca sobre la mesa bajando sus bragas y guardandolas en su bolsillo - te amo Paulina, en verdad esto es una tortura para mi - se abre los pantalones lo suficiente para poner adentrarse en lo profundo de su ser dandole paso a la magia de estar juntos - mía, y solo mía.
-Así es y así será para siempre mi amor - lo rodea con las piernas recibiendo todo de él.
Después de un rato perdidos uno en el otro y de arreglarse un poco para reunirse con sus invitados se encuentran con la presencia de Bruno, él primer novio de la joven cosa que a Carlo parece no gustarle nada y no pierde oportunidad para demostrar que Paulina es suya, la toma de la cintura besando su mejilla mientras ella sonriente los presenta y ambos hombres sienten cierta aversión al otro viendo así a un rival.
-Mi amor no seas tan grosero y maleducado, mira que Bruno es un buen amigo además es invitado de papá - le regaña frunciendo el ceño y separándose de él.
-Te quiere para él - responde encogiéndose de hombros.